Muy
confortable es la calma que siento al ver como mi mano va moviéndose
sola por encima del papel. Es algo más que entrar en contacto con la
hoja. Es sentir las palabras, sin apenas pensarlas; sentada bajo el
árbol de mi jardín, mientras la suave brisa de primavera acaricia
mi piel y mi cuerpo goza del buen tiempo, al que el sonido de los
gorriones acompaña.
Me
hace sentir que aún puedo hacerlo.
Porque
a pesar del odio que siento al hablar de mi vida y mis
circumstancias, hace unos años, todos aquellos sueños, esos
sentimientos reprimidos que me invadian, esas lágrimas que nunca
lloraba, eran escritas en un papel.
Me
hace sentir que aún puedo. Que puedo volverlo a hacer. Así como
puedo subirme en un escenario y en fracciones de segundo evadirme,
ser cualquiera menos yo, volar, volar sin alas, sin alzar las piernas
siquiera. Y disfrutarlo. Disfrutarlo al igual que lo hago cerrando
los ojos para ver lo que al abrirlos no puedo. Y sin embargo al
abrirlos no dudo en inmortalizar un solo instante con mi cámara,
junto al deleite de la compañía que el silencio otorga o la
agradable melodía de la naturaleza. Y si así no es, me abruma el
andar sola... Me aturde no percibir los pasos que suelen seguirme al
caminar, ni las dulces voces que me escoltan.
Y
los días van pasando. Y yo sigo sin saber quien soy. Y aún habiendo
crecido, sigo teniendo semejantes temores. Todos mis sentidos siguen
alterados por la monotonía de las horas que pasan, siguen hastiados
por el constante e infinito tic-tac del reloj en mi habitación, que
de vez en cuando le acompaña el sonido de una moto pasar frente a mi
casa. Y se anexa la melancolía que al recordar sucede, con la
aversión que siento al quedarme sola en casa, por lo que cada vez
más me apasiona escuchar voces amigas, abrazos calurosos, sonrisas
verdaderas... Sentir como están a mi lado pese a todo.
Y
la vida sigue. Y yo ilusa, pensando que de los sueños puedo
alimentarme. Que bajo el agua en verano puedo vivir y todo por lo
mucho que me complace sentir como en ella me summerjo y se convierte
en parte de mi; me ayuda a solsoyar por momentos los problemas que en
la vida se anteponen. Los problemas que trato de solucionar cuando el
agua de la ducha despierta todos mis sentidos. Los problemas que
confieso al sentir por mi oreja el tacto sedoso de mi almohada. Pero
siempre sola. Y me agrada. Me agrada poder llorar solo si la soledad
es el único amigo que me acompaña, en cambio al estar rodeada de
gente no puedo, pues tan solo sonrisas me aportan, tan solo
transmitir felicidad quiero.
-by me-